lunes, 17 de agosto de 2009

ANIMALITOS DE DIOS

Diez Pensamientos Caninos

1º- Mi vida dura unos 10 o 15 años.
Cada separación de ti es para mí un sufrimiento.
Piénsalo bien antes de adquirirme.

2º- Dame tiempo para comprender lo que quieres de mi.

3º- Infúndeme confianza, vivo de ella.

4º- No te enojes demasiado conmigo y no me encierres como castigo.
Tú tienes tu trabajo, tus diversiones y tus amigos.
¡Yo sólo te tengo a ti!.

5º- Habla conmigo de vez en cuando.

6º- Aprende a tratarme como es debido.
Yo nunca lo olvido.

7º- Antes de pegarme, piensa que mis mandíbulas
podrían destrozar fácilmente los huesecillos de tu mano y,
sin embargo, no hago uso de ellas.

8º- Antes de que me taches de "inútil", "testarudo"
o "perezoso" cuando me pides que haga algo,
piensa que ha podido hacerme daño la comida o que
he estado demasiado rato al sol o que
mi corazón està cansado.

9º- Ocúpate de mí cuando llegue a viejo;
también tú lo serás algún día.

10º- Quiero que estés a mi lado
cuando llegue ese difícil trance.
No digas nunca "no puedo resistirlo" o
"que suceda cuando yo no me halle presente".

Carta del un perro muerto a su dueño
No llores por mì...

Me has dado un hogar donde cobijarme, me has proporcionado alimento y sobre todo, me has dado tu amor y tu compañia. Lo ùltimo que querrìa es verte sufrir por mì.

Ahora que no estoy contigo, no quiero verte triste. Deseo que cuando pienses en mi sonrias, pues asi sabre que mi recuerdo te hace feliz.
Quiero que recuerdes los buenos momentos que compartìamos, nuestras muestras de cariño, nuestros juegos... y si alguna vez te defraudè, o me porte mal, perdoname...

Y, por favor, no tires mis juguetes, ni mi cama, ni mis cosas, porque en este mundo hay muchos otros colegas que viven en soledad, tristes y sin cariño...muchos que darìan su vida por compartir la tuya.
No, no lo digas, no digas que no quieres tener mas animales...eso me hace pensar que el tiempo que estuve contigo no te hice feliz.

Por favor, que mi muerte no sea en vano, que sirva para que otro tenga la suerte de poder vivir y conocer lo maravillosa que es tu amistad, que conozca la verdadera "vida de perro", que descubra el cariño.

No estès triste... Yo no lo estoy, porque sè que guardas ese rinconcito especial para mì en tu corazòn..


Un cuento para pensar
Un veterinario estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía "Se venden cachorros". Letreros como ese tienen una atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño apareció bajo el letrero.

- ¿Cuánto cuestan los cachorros? -preguntó. -Entre treinta y cincuenta pesos- respondió el vaterinario.

El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio, -tengo dos pesos con treinta y siete centavos- dijo -¿puedo verlos, por favor? El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió "Dama", que corrió por el pasillo de la tienda seguida de cinco pequeñitas, diminutas bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado: ¡era cojo!.

- ¿Qué le pasa a ese perrito?- preguntó. El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que le faltaba una cavidad de la cadera y que cojearía por siempre. Estaría lisiado toda su vida. El niño se entusiasmó.

- Ese es el cachorro que quiero comprar -dijo. -No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo voy a regalar -dijo el tendero.

El niño se enfadó mucho. Miró al veterinario directo a los ojos, y moviendo el dedo replicó:

-No quiero que me lo regale. Ese perrito vale exactamente tanto como los otros perros y voy a pagar su precio completo. De hecho, ahora le voy a dar $ 2,37 pesos y luego 50 centavos al mes hasta terminar de pagarlo.

El tendero replicó: -Realmente no quieres comprar este perrito. Nunca va a poder correr , brincar ni jugar contigo como los otros cachorritos.

Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar una pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran aparato ortopédico de metal. Miró al tendero y suavemente le respondió:

-Bueno, pues yo tampoco corro tan bien que digamos, y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda.

Piensa: ¿Habrá veces que pienso como el veterinario?

Recuerda que hay que "ser" como niños.

Autor Anònimo.


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