martes, 1 de septiembre de 2009

Convivir con la desconfianza

Boudou: “Con la plata de las AFJP sostendremos la economía”...

QUIEN TE CREE?

Un año atrás Kirchner abrió la posibilidad a los afiliados de las AFJP para pasarse al sistema público. Sólo lo hizo poco más del 10% ¿por qué ahora obligarlos? 

Imprevisión y desconfianza. Palabras clave para tratar de comprender este convulsionado tiempo que estamos viviendo en nuestro país. Es que el Gobierno del matrimonio Kirchner ha venido produciendo una serie de hechos y acciones, concebidos desde un nivel de improvisación que, justamente, produjo esta enorme oleada de incredulidad pública. Y cuando eso sucede, se vuelve muy difícil gobernar, pues todo queda envuelto en la sospecha. Incluso, aquello que puede ser bueno. 

Esto último de la eliminación de las AFJP fue la frutilla del postre, pues aun cuando el sistema era deficiente ya que las administradoras sólo ganaban y las pérdidas corrían por cuenta de los afiliados, cuesta tragarse el sapo que la decisión estuvo sólo motivada en resguardar los fondos de los aportantes debido a la crisis financiera mundial. Y si dentro de un par de meses se recomponen las finanzas ¿qué hacemos, volvemos al sistema privado? Por otra parte, hace un año Kirchner abrió la posibilidad para quienes querían cambiarse de sistema, y sólo el 15% optó por pasarse al Estado. 

La presunción que el verdadero objetivo de la medida es apropiarse de los 30.000 millones de dólares de fondos, está abonada por argumentos más que valederos. La desesperación que existe por hacer caja es uno de ellos, más ante los vencimientos por 20.000 millones de dólares que habrá durante 2009. Para colmo, se propone una comisión bicameral para custodiar que ese dinero no sufra desviaciones hacia otros destinos. 

¿Usted recuerda una comisión de legisladores que alguna vez haya cumplido algún objetivo que se le encomendó? Repasemos la historia reciente y ahí veremos que fueron una frustración tras otra. 

¿Desde cuándo surgió esta repentina preocupación por los fondos de los jubilados? Hace poco se impuso la movilidad jubilatoria, un verdadero mamarracho que de movilidad sólo tiene el nombre, siendo más bien una burla hacia la clase pasiva. Pero además, en poco tiempo el Gobierno retiró fondos por casi 6.000 millones de pesos de la ANSES, dejando allí en depósito sus debilitados títulos y bonos. Y si vamos más atrás, todos los gobiernos terminaron metiendo mano en los fondos de los jubilados, ¿por qué este no debería hacer lo contrario? 

Retrocedamos un poco más. Se anunció el pago al Club de París y la renegociación con los portadores de bonos que habían sido marginados, dándose a las pocas semanas una violenta marcha atrás. ¿Qué la coyuntura internacional cambió? Es cierto, pero la resolución anterior carecía de coherencia, pues no se negoció con los acreedores e incluso se prometió pagar lo que aún no había vencido. 

Del conflicto con el campo mejor ni hablemos, recordarlo hace mal a la salud. El manejo del Gobierno en todo el proceso fue nefasto, excusándose en la mejor distribución de la riqueza, cuando finalmente se admitió que el objetivo era recaudar, alimentando una voracidad que ha llevado los gastos a una zona de altísimo riesgo. 

La reestatización de Aerolíneas, que aún está en el tironeo, es otra situación teñida de sospecha, pues aun cuando nadie se oponga a que el país cuente con una aerolínea de bandera, no es cuestión de hacerse cargo de sus deudas y terminar pagando cientos de millones de dólares por una empresa vaciada, ya que cuando la tomaron los españoles por nada, vendieron propiedades por todo el mundo e incluso las mejores aeronaves. Ahora estamos por recompensarlos. 

Esta es una descripción somera, ajustada a los hechos, donde queda claro que por un lado el Gobierno busca recuperar la confianza internacional ofreciendo pagar sus deudas, en tanto que unos días después se queda con 30.000 millones de dólares de fondos privados. Y esto es lo que debe comprenderse cabalmente. Si mañana nos despertamos con la noticia que fueron incautados los ahorros en los bancos, no nos sorprendamos. Algo que, además, ya tiene precedentes en la Argentina. 

El nivel de improvisación es enorme, no pudiendo siquiera ser disimulado por la crisis financiera que tiene al globo en un permanente tsunami. 

Los motivos para desconfiar no son inventados por nadie, simplemente los proporciona el propio Gobierno con sus acciones. ¡Cómo será la cosa que hasta quedamos partidos por el medio con la hora!

Roberto J. Actis

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